REDUCIR

El plástico afecta a la tierra, el agua y el aire, su largo tiempo de degradación provoca múltiples daños en los ecosistemas, aunque el reciclaje es una buena opción para disminuir la contaminación en la tierra por el plástico, la verdad es que ya no es una medida suficiente, definitivamente tanto el consumo como la producción de plástico se debe reducir. El plástico es un material maravilloso. Si, has leído bien ¡maravilloso! El mundo moderno no sería realmente moderno sin su presencia. Su valor en campos como en la medicina, el transporte o la tecnología son incuestionables. Además, es un material de lo más versátil, ¿te has dado cuenta de la cantidad de objetos diferentes que se pueden fabricar con él? No encontrarás otro material más democrático. Gracias a él artículos que antes sólo eran asequibles a la población más acomodada, ahora están al alcance de todos. Pero en lugar de estar agradecidos por todas las ventajas que no ha traído, nos hemos convertido en “adictos” y lo usamos sin darle valor ninguno. Ha llegado un momento en el que decir “es de plástico” es sinónimo de algo barato, de mala calidad, desechable. Y ahí es donde nos estamos confundiendo. Por eso te queremos contar cuáles son los motivos por lo que nosotros lo evitamos. Ningún ser vivo (ni microorganismos ni hongos) consumen plástico transformándolo en elementos químicos naturales para reintegrarlos al ciclo natural de carbono que ha sustentado la vida durante millones de años. El plástico simplemente se descompone en partículas más pequeñas sin cambiar su composición química. Cuando son menores de 5 mm se les suele denominar microplásticos. Pueden llegar a ser imperceptibles al ojo humano, lo que no significa que desaparezcan. Por eso se dice que todo el plástico que se ha fabricado en la historia todavía sigue con nosotros en algún lugar del planeta. Esta idea idea nos parece abrumadora. Además, el plástico está dispersado por todo el planeta. Ha llegado a sitios tan remotos como la antártida. Y estudios recientes han encontrado microplásticos en el agua potable, en el agua embotellada, en la sal y hasta en el aire. ¡Y ni que decir tiene en nuestros mares!